Justo en ese momento, todos se quedan helados ante la escena…
Detrás de ella, los aldeanos, sus compañeros de armas, reporteros, autoridades y las 5 familias cuyos hijos habían sido salvados, la observaban en silencio. José García, el marido de Sofía, era un soldado de las fuerzas especiales. Una semana antes, durante una breve licencia, mientras paseaba por la playa con su pequeño hijo, escuchó gritos desgarradores: “¡Ayuda! ¡Los niños están siendo arrastrados por las olas!” Sin dudarlo, se lanzó a las aguas bravas. Las olas eran fuertes y el mar estaba agitado. Llevó a cada niño a la orilla, uno por uno. Con el quinto niño, estaba casi exhausto. Una gran ola lo golpeó y se lo llevó. Nadie lo vio volver a la superficie.
Las fuerzas de búsqueda trabajaron incansablemente durante 6 días. Pero lo único que encontraron fueron un par de sandalias de soldado, un uniforme de camuflaje y su identificación militar en el bolsillo de su camisa… Esta tarde, se celebraba su servicio conmemorativo.
Sofía llevó a su hijo a la playa, al lugar exacto donde había desaparecido. Ya no lloraba. Miró al mar, con los ojos enrojecidos, las manos temblorosas mientras sostenía la fotografía. Luego gritó al viento y a las olas: “¡Esposo! ¡Yo y nuestro hijo todavía estamos aquí esperándote! ¡Prometiste que solo te irías por 3 días!” La frase desgarró el espacio. El viento se calmó por un momento. Y justo en ese momento… todos se quedaron en silencio.
Lejos, en el mar, el agua se separó de una manera extraña. Una figura se elevó y luego se sumergió, vistiendo un uniforme de soldado gastado, con la mano aún extendida hacia la orilla como si estuviera tratando de nadar de regreso. Alguien gritó: “¡Mira! ¡Es José! ¡Dios mío, es él!” Pero cuando los rescatistas se acercaron, lo único que quedó fue… una gorra de soldado que llegó a la mano de Sofía, todavía caliente, con el olor salado del mar.
Sofía rompió a llorar. Su hijo se aferró a su mano y preguntó en voz baja: “¿Papá ya va a volver, mamá?” Ella, con la voz ahogada, miró al cielo: “Sí… Papá ya viene de camino… en nuestros corazones.” Ese día, el mar estaba extrañamente tranquilo. Los que estaban allí dijeron que no solo despidieron a un soldado, sino a un héroe que vivirá para siempre en el corazón del mar y de la gente.