Soportar penurias y quedar embarazada a los 68 años para darle un heredero a un esposo 36 años menor… solo para descubrir al tercer mes que me estaba engañando

Yo fui una mujer que lo tenía todo:
Una joyería, una casa de cuatro pisos en una calle principal… y un corazón solitario tras dos matrimonios fallidos.
Hasta que apareció él.

Tenía exactamente 36 años menos que yo. Era un empleado nuevo en la joyería, reservado y respetuoso, pero atento a cada detalle cuando se trataba de cuidarme. Al principio pensé que solo actuaba, pero tras un año juntos, desafiando críticas y prejuicios, nos casamos de verdad.

Pensé que esta vez sería distinto. Que esta sería la felicidad completa.


VIEJA, PERO EMBARAZADA

Casi dos años después de casarnos, mi mundo se sacudió al descubrir que estoy embarazada.
A los 68 años, era una noticia que me llevó de la sorpresa al temor, y luego a una alegría inmensa.
Los médicos me advirtieron de todo: presión arterial alta, riesgos cardíacos, posibles complicaciones. Pero yo decidí seguir adelante.

Tiene que haber un heredero para la familia.
No quiero que digan que esta vieja solo vive del dinero, pero no engendra nada.

Me cuidé, caminaba despacio, no dejaba que nadie tocara mi vientre por miedo a perder al bebé.


PERO… A LOS 3 MESES, LO DESCUBRÍ

Una noche, mientras él se bañaba, cogí su teléfono para cargarlo. Una notificación apareció en pantalla:

“Anoche aún te extrañaba mucho, esposo 😘”

El remitente era “Nguyễn Văn Điện lực”—un nombre que claramente trataba de disfrazarse.

Entré al chat y me estremecí al leer el intercambio. Una joven unos 40 años menor que yo se refería a él como su “esposo” (“ông xã”) y hasta le enviaba fotos comprometedoras.

No lloré. No alcé la voz. Solo actué en silencio… cambié el nombre de su amante en su contacto por “Hospital Materno Central” (“Bệnh viện Phụ sản Trung Ương”).

Luego, desde mi teléfono, le escribí a esa mujer:

– “Te extraño tanto, nos vemos esta noche. No puedo aguantar más.”


A LA MAÑANA SIGUIENTE—6 AM, EL TELÉFONO DE ÉL SUENA EN MEDIO DE LA SALA LLENA DE GENTE

Era un desayuno familiar con invitados. Ordené a la empleada que los acomodara en la sala principal. Y justo en medio del bullicio:

📞 “Hospital Materno Central llamando…”

Todos se voltearon a mirar.
Mi esposo se quedó pálido, los ojos desorbitados, temblando, sin atreverse a contestar.

Un tío suyo soltó una carcajada:

– “¿Embarazada y recibe llamada del maternal? ¿Y había algún otro ‘caso’ aparte de la de mi cuñada?”

Se hizo un silencio mortal.
Él corrió al baño… pero el daño ya estaba hecho.

Yo, con calma, serví té a los invitados sin siquiera mirarlo. Se fueron uno a uno, sin decir palabra.

Esa noche vino a mis rodillas llorando:

– “Fue un arrebato, un error… lo siento tanto…”

Yo lo miré fijo:

“¿Un error? Yo, una vieja a punto de morir, embarazada de tres meses, sacrificándome por ti. Y tú…”
No lo expulsé, pero a partir de ese día todos los bienes quedaron a mi nombre. Él solo siguió aquí comiendo, durmiendo y cuidando del bebé.

La amante desapareció sin rastro tras el escándalo del “Hospital Materno Central”.
Y yo… continué con mi embarazo de cuatro meses, con una sonrisa altiva y orgullosa.