Exactamente a la medianoche, el ataúd fue cambiado repentinamente. Un gato negro emitió un chillido escalofriante y corrió por la casa. Treinta minutos después, un hombre dentro empezó a echar espuma por la boca. ¿Qué pasó realmente…?

Exactamente a la medianoche, el ataúd fue cambiado repentinamente. Un gato negro emitió un chillido escalofriante y corrió por la casa. Treinta minutos después, un hombre dentro empezó a echar espuma por la boca. ¿Qué pasó realmente…?

El funeral del Sr. Rajan, patriarca de todo un clan, se celebró con silenciosa solemnidad, tal como lo había deseado antes de morir:
«Sin extravagancias, sin llantos, sáquenme de noche para la hora auspiciosa».

La familia tenía todo preparado al minuto. El ataúd estaba herméticamente sellado y estaba previsto su traslado al cementerio a medianoche.

Pero exactamente a las 12:00 AM, todos se sobresaltaron cuando el gato negro de la familia, generalmente mantenido cerca para cazar ratones, de repente dejó escapar un grito espeluznante y salió disparado a través de la sala de oración, derribando una vela roja que todavía estaba encendida en el altar.

Una ráfaga de viento frío entró.

Suponiendo que solo era la brisa, todos limpiaron en silencio. Hasta que, unos 30 minutos después, el Sr. Arjun, el hermano menor de Rajan, que estaba tomando algo tranquilamente antes de la procesión, se desplomó repentinamente en el suelo, echando espuma por la boca y con los ojos en blanco, aterrorizado.

Toda la familia entró en pánico y pidió ayuda. Pero justo cuando uno de los sobrinos llevaba a Arjun al coche, se oyó un clic a sus espaldas: el ataúd se abrió ligeramente con un crujido, lo que hizo que el hombre que sostenía la antorcha se volviera para comprobarlo.

Y en ese momento…
Todos se quedaron paralizados de horror.

Dentro del ataúd no estaba el señor Rajan.

El cuerpo que se encontraba dentro era el de un hombre completamente desconocido, envuelto toscamente en una estera, violando por completo las costumbres funerarias del clan. Peor aún, su rostro estaba magullado y retorcido, como si hubiera muerto en agonía; sus uñas aún mostraban rastros de sangre seca.

La policía fue llamada inmediatamente.

Tras la investigación, la cámara de seguridad de la parte trasera de la casa había sido desactivada dos horas antes. La puerta principal no mostraba señales de haber sido forzada. Solo un estrecho sendero cerca del canal mostraba huellas húmedas y recientes, lo que indicaba la presencia de un intruso muy hábil.

Entonces llegó el giro impactante:
el Sr. Arjun, que se había desmayado, no sufría un golpe de calor. Había sido envenenado.

El informe forense lo confirmó: Arjun tenía un motivo claro para cambiar el cuerpo. Tan solo tres días antes de la muerte de Rajan, había hipotecado la propiedad ancestral de la familia debido a deudas de juego. De haberse descubierto, habría sido despojado de sus derechos sucesorios.

Arjun había conspirado con un pequeño grupo para intercambiar el cuerpo, organizando un funeral falso para acelerar la división de la herencia, planeando reclamar los bienes de Rajan mientras inventaban una historia sobre la desaparición del cadáver.

Pero el gato negro, sensible a los cambios extraños, había presentido el engaño.

Mientras Arjuna esperaba confiadamente que el plan tuviera éxito, fue traicionado y silenciado por sus propios cómplices.

¿El arresto final?
El conductor de la funeraria, que cobraba el doble de la tarifa habitual, fue atrapado huyendo de la zona.

En cuanto al verdadero Sr. Rajan, después de una búsqueda de dos días, fue encontrado con vida, abandonado dentro de una vieja casa a cinco kilómetros de distancia, junto a su ataúd real, pero milagrosamente ileso.

A partir de ese día, todo el pueblo prohibió la tradición de celebrar funerales a medianoche, no por superstición, sino porque la oscuridad dentro de las personas es mucho más aterradora que la oscuridad de la noche.